Muerte, amor y lencería

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Por ahí cuando tenía 26 años no estoy segura, mi esposo era el que compraba mí lencería, pero en una de esas plataformas online que venden de todo. Hace doce años no había tanta variedad, ni tantas opciones como ahora, compraba tripack de hilosbodysbabydolls, todo lo que le gustaba para que le desfilara y yo… ¡¡¡Feliz!!!. 

Desde siempre me ha gustado el encaje, las transparencias, porque da como resultado una prenda delicada y sexy a la vez. Después con el tiempo aprendí a usarlas sin necesidad de desfilarle, aunque nadie me la viera. En el fondo me sentía sexy, era algo solo para mí.

Sentir como la tela rozaba mi piel, que también es muy suave y tersa al contacto, me erizaba. Mi esposo se molestaba, porque yo siempre quería estar usando lencería, para todos lados; pero ese monstruo lo había creado él. Eso sí, siempre fui bastante básica: blanco o negro.

A los 31 años, la vida me golpeo duro. Mi esposo falleció y con él mis ganas de vivir. A la semana de haberle dicho adiós, agarré toda la lencería que tenía y la tiré a la basura. No quería saber nada de sensualidad, de hombres o de sexo.

Después de muchos años de su partida compre un conjunto morado de una marca conocida. No era tan sexy como los que estaba acostumbrada, pero si muy lindo. Todavía lo tengo, está feíto, pero cada vez que lo veo me recuerda todo el proceso de quererme volver a sentir yo, sexy y viva a la vez.  

No tenía pareja, ni nadie en mi vida. Solo pasé por el pasillo de ropa interior y comencé a tocar la tela. A mi mente vino el recuerdo de que yo no la usaba para desfilársela a un hombre o para algún encuentro sexual, la usaba para mí. Puede parecer una tontería, pero me sentía empoderada. 

Luego de tener ese prenda, volví a comprar lencería cuando Kuwai llegó a Sincelejo e igual no había nadie en mi vida. Comencé con uno negro de lentejuelas, panty grande y un crop top. Luego uno Vinotinto y otro color patilla un poquillo más atrevido. Después uno blanco y otro negro, sexys bellos. Siguieron unos bodys, otro crop top negro liso para una camisa tralúcida y hace poco compré uno rojo y otro negro que me quedan espectacular, pero esos sí son para mi amorcito jajaja. 

Con 37 años, con dos hijas en mi haber, compro la lencería para mí. No para un encuentro o para desfilarla. Cada vez que sale algún modelo nuevo, aprovecho para renovar, tenga o no tenga compañero. Debemos normalizar hacer las cosas por y para nosotras, comprarnos una camisa, cambiarnos el estilo, renovarnos una y otra vez, porque las mujeres somos así camaleónicas…

Si quieres leer más de mi puedes visitar mi blog 

https://pilaaaaaaaar.blogspot.com/

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